La ciudad de Madrid se ha sumado a la apuesta por la renaturalización urbana, a pesar de ser “una de las ciudades más arboladas del mundo”, según afirmó la directora de Gestión de Agua y Zonas Verdes del Ayuntamiento de Madrid, Beatriz García San Gabino, en su ponencia durante el Foro de las Ciudades organizado por Ifema en feria de Madrid el pasado mes de junio.
San Gabino explicó a grandes rasgos el contenido del nuevo Plan Estratégico de Zonas Verdes, Arbolado y Biodiversidad de la Ciudad de Madrid, que prevé incrementar y asentar una red de grandes calles verdes asegurando que el 80 % de la ciudadanía tenga a una a menos de 1.000 metros de distancia.
Actualmente, recordó, la capital española es una de las ciudades con más calles arboladas del mundo. Tiene, de media, 18 metros cuadrados de área verde por habitante, superando así el mínimo de verde urbano que establece la OMS (15m2/hab).
Aun así, el Gobierno municipal pretende aumentar el número de calles arboladas, así como “conservar, gestionar y reequilibrar la infraestructura verde y el ecosistema urbano de Madrid, mejorándolo progresivamente y adaptándolo al cambio climático para su uso, disfrute y bienestar ciudadano”.
En total, la estrategia pretende crear una red de 289,1 kilómetros de calles verdes principales, con entre 12 y 15 km de “conexiones estratégicas” y 6,5 km de conexiones verdes a través del Centro. El marco planteado para ello es 2020-2030. En este periodo se implementarán acciones específicas para mejorar los ratios de proximidad a espacios verdes y para reequilibrar el territorio de modo que en cada distrito haya al menosun árbol por cada tres habitantes, tal como recomienda la OMS.
Las acciones pasan por reverdecer las plazas, ampliar el catálogo de especies vegetales, mejorar la tipología del suelo, erradicar el uso de herbicidas, implantar muros y balcones verdes y continuar con el programa municipal de huertos urbanos comunitarios. En cuanto al fomento de la biodiversidad, la estrategia incluye planes para renaturalizar determinados espacios en parques y zonas verdes, así como crear microrreservas y zonas de refugio para fauna. Además, el Ayuntamiento quiere realizar un estudio individualizado de cada una de las parcelas del suelo de uso público y titularidad privada y, cuando sea posible, promover la conservación municipal para mejorar su mantenimento y limpieza.
Beneficios de la infraestructura verde
No es difícil intuir los beneficios que puede aportar todo ello a una ciudad. Las infraestructuras verdes contribuyen a aumentar la resiliencia urbana, al atenuar el agua de tormenta o refrigerar la ciudad, por ejemplo. Los árboles aportan sombra y sirven también para mejorar la calidad del aire, almacenar carbono y aumentar el ahorro de energía. En este sentido, la FAO calcula que la colocación estratégica de los árboles en un entorno urbano puede rebajar la temperatura atmosférica entre 2ºC y 8ºC y que, situados adecuadamente en torno a los edificios, reducen las necesidades de aire acondicionado en un 30% y ahorran entre un 20% y un 50% de calefacción.
Por si fuera poco, las zonas verdes inciden en la estética y en los hábitos sociales de la ciudadanía, además deproporcionar alimento y refugio para la biodiversidad.
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Mas Oxigeno, menos Anhídrido carbónico.
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